Carlos Isola recrear con sus obras la historia de los Huarpes. Un pueblo originario que habitó en la provincia. Esta serie consta de catorce obras cuya técnica es acrílico sobre tela. La muestra desembarcaría en el Centro Cultural Recoleta. Neuquén > No quiso quedarse en la simple historia. Por eso en un año y medio, Carlos Isola, se dedicó de lleno a investigar profundamente la vida de los Huarpes, un pueblo originario que habitó en el norte de la provincia y que hoy se refleja en las telas de este talentoso artista. La muestra que lleva por título “Huarpes” está compuesta por 14 obras, dónde se reflejan costumbres, rostros de estos indios que según el artista plástico son un desprendieron de los Incas.. Neuquino por adopción y radicado en la ciudad de Zapala desde su niñez, a la hora de explicar su producción Isola comentó que: “cuando se me ocurrió desarrollar una serie sobre pueblos originarios de Neuquén, es decir “pintura de género, pensé en indagar un poco más allá del indio que nos muestra la historia reciente. No quedarme en el equivalente del “sioux holywoodense” por llamarlo de alguna manera. Tampoco hay una pretensión de rigor científico. Simplemente tratar de imaginar cómo se desarrollaba la vida en la región, más allá de los seiscientos o setecientos años sin dejar de lado un sesgo estético”. Justamente en una de sus producciones, Isola, quien también es caricaturista, muestra a una mujer semidesnuda con sus accesorios como un collar y muñequera hechos en “chaquiras”, que son cuentas de arcilla que utilizaban para lucir sus artes. De acuerdo al testimonio del dibujante “se cree que los Huarpes son un desprendimiento de los Incas cuyo reino abarcaba gran parte de lo que hoy es territorio argentino. Se afincaron en las lagunas de Guanacache en San Juan, San Luis y Mendoza, de dónde “bajaron” a Neuquén. Su nombre Los araucanos huilliches los bautizaron “Pehuenches” (Hombres del pehuén) pero en realidad no se sabe como se denominaban a sí mismos. Llamarlos “Pehuenches” es una simplificación. Por tal motivo Isla dijo que:¡Sería como afirmar que los indígenas que recibieron a Américo Vespucio o a Díaz de Solís en el Río de la Plata eran uruguayos o argentinos! Sin embrago, los restos arqueológicos de compleja y hermosa cestería que datan de más de mil años hallados en Picún Leufú o de tumbas de más de cuatro mil en la Cordillera del viento no tienen un nombre cierto pero si habría que ponerle uno parece que el más acertado sería pensar en “huárpidos”. Los Huarpes eran altos, fornidos, barbados –a veces-, adoradores de “Hunuc Huar” (Dios de la montaña), trabajadores de la tierra, cazadores, pescadores, constructores y hábiles para la cestería, que los diferenciaba de los araucanos. Estos más agresivos terminaron por aculturizarlos, por usar un eufemismo. “Hoy, no hay Huarpes o Pehuenches en Neuquén. Se pierden entre el tiempo y la denominación: “Mapuche”. La sangre se ha mezclado y enriquecido. Mapuches y huincas hacemos la gente del Neuquén que no debe olvidar a este pueblo “originario”, dijo Carlos Isola, un hombre que con su historia y arte recupera o bien saca a la luz leyendas neuquinas mediante brillantes pinturas que serían una picardía perdérselas. Isola y sus trabajos Carlos Andrés Isola, nació en Capital Federal en 1951 pero creció en Zapala. Comenzó su carrera trabajando en el departamento de arte de publicidad en la localidad, continuó en Brasil, Capital federal y en Tucumán. Trabajó posteriormente en la ilustración editorial en medios regionales y actualmente para Caras y Caretas y la revista de cultura “Nómada” de la Universidad de San Martín. Hoy se dedica a la pintura. “Viejo huarpe” Este viejito probablemente esté abstraído, preocupado por la “extinción” de su raza. Las grietas bien marcadas en su cara es una de la característica de pobladores de la zona norte de la provincia. “Niña huarpe comiendo piñones” Alimentación básica de los huarpes. Solían guardarse en “silos” subterráneos en los que duraban hasta tres años. La niña prende su vestimenta con un “tupo” ”Joven huarpe con ornamentos” Probablemente le hayan otorgado a la plata, su origen en las lágrimas de la luna. La joven luce un “tupo” en el pañuelo. Un “trarilonko” (vincha). Chaguay (aros). Trapelacucha o pectoral. El collar y la muñequera se realizaban con cuentas de arcilla: “chaquiras”. ”Huarpes jugando pallana” El juego tradicional de la pallana es de origen americano y la voz deriva de la palabra quechua “pallay” que significa “recolectar, cosechar los frutos antes de que caigan”.Las participantes vuelven de buscar huevos de ñandú y hacen un alto para jugar. “Retrato de joven huarpe” Graciela Cayupán dice pertenecer a una agrupación mapuche. Hay rastros de su nombre en el centro de la república más cerca de los Huarpes que de los Araucanos. Fuente: http://www.lmneuquen.com.ar/ 07-08-06/n_espectaculos1.asp
--------------------------------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario